martes, 6 de marzo de 2018

Inauguración de la exposición "Homenajes" de Evaristo Guerra en el MGEC de Marbella, con vídeo y fotografías



    La ciudad de Marbella está de enhorabuena pues comienza una nueva etapa del Museo del Grabado Español Contemporáneo llenando de inocente genialidad y colorido cuatro de sus salas. La primera propuesta es vitalista, positiva, creativa, muy alegre a la par que seria y muy trabajada, un oxímoron propio de quien es artista, sabe de artistas, se relaciona con artistas y gestiona para la expresión de artistas. El creador expuesto es Evaristo Guerra que ha traído conceptos serigráficos de sus paisajes de Vélez y otros pueblos de la Málaga, así como óleos ingeniosos, de gran formato y pruebas progresivas del proceso de serigrafía que realiza, una suerte de homenajes a personalidades importantes en su carrera y una generosa aportación didáctica a un Museo que prevee su pronta ampliación y luce de nuevo a Germán Borrachero como director para beneficio de la ciudad y sus visitantes. Este Museo del Grabado es único en España y cuenta con una Asociación de Amigos presidio por nuestra compañera Blanca Molet.

    El Museo estaba abarrotado de amantes de las artes y artistas a pesar de EMMA, la tormenta huracanada que nos azota estos días. Y todos los visitantes, han felicitado a la organización por la propuesta optimista, casi naïf, con tintes impresionistas y expresionistas que recuerda a las pulsiones honestas de Serafine de Senlis y donde amén de los temas, son importantísimas las técnicas y la generosidad del artista al hacernos partícipe del paso a paso.

    Evaristo es un pintor que por casualidades de la vida recayó en un taller de serigrafía industrial, de esta manera conoció las técnicas que conforman las obras a base de planchas sucesivas, que vierten sus colores en capas. Más tarde, gracias a esa visión de las superposiciones ha recibido numerosos galardones como del mural “Dos kilómetros para un pueblo”, que fue Premio Nacional Blanco y Negro en 1972.

    Una de las obras que más ha llamado la atención, por su monumentalidad e ingenio conceptual es un enorme paisaje, una la Instalación en la que se colocan planchas a distinta distancia, para que sean identificadas y se comprenda el concepto de los pasos en serigrafía. Estas planchas o murales, además están realizado por capas, un fondo de color plano que adquiere fondo, dinamismo y colorido dentro de un orden, a través de estratos de collage con trocitos de papel, finalmente, montes, pueblos, árboles, sembrados, vida y color. Según José Camón Aznar la visión del paisaje logra - “la difícil armonía del floral brote impetuoso y del orden casi geométrico”.
 
    Hay casi tres salas dedicadas al proceso, a las fases de las obras, desde los bocetos, las distintas capas con sus planchas correspondientes y el resultado final. Y una cuarta sala, que en realidad son las paredes del atrio del museo donde se han colgado los grandes formatos de árboles inocentes pero fuertes, entidades con personalidad y merecedoras de respeto, cuyo fondo juega con las capas también y con los estratos en altura, de manera que la base de un estrato es el motivo que da profundidad al estrato anterior. Una genialidad que les aconsejo vayan a verla, van a pasar un rato muy agradable porque esta obra tiene algo de la pintura terapeútica de Enar Cruz, el atrevimiento, la sencillez del color, de las formas, la naturalidad con que se puede tratar la existencia para ser feliz, hay quien se levanta y ve el mundo de esta forma y hay quien ni siquiera se levanta.

    Evaristo Guerra ha recibido numerosos premios y es hijo adoptivo de Vélez-Málaga, a sus 68 años ha desarrollado una gran y personalísima carrera y es reconocido en los grandes círculos artísticos por su técnica, muy novedosa en sus inicios.

Fotografía de José A.Correa





















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